No les voy a negar que me siento raro escribiendo de alguien como Bernard Hopkins por motivos obvios, pero es que llevaba ya tiempo queriendo dar rieda suelta a lo que sin duda, es uno de los grandes ejemplos de profesionalidad en el baloncesto reciente en la ACB.
Esta que estamos disputando es la temporada número 11 de Hopkins en la ACB, la décima en la liga ACB, en la que ya ha demostrado en diferentes equipos que se puede dejar una impronta inolvidable de como se debe ser un jugador, tanto dentro como fuera del campo. Porque eso es lo que siempre ha sido Bernard, un ejemplo de jugador tanto dentro como fuera.
De aquí a dos semanas cumplirá 36 años, y su regalo de cumpleaños, navideño, y de Reyes, fue una brillante victoria en el partido de ayer contra Unicaja:
Pero no me quiero centrar en la mera anécdota del partido, que es lo que haría cualquier página, sino que quiero hablar de algo que le da al mencionado mucho más valor.
¿Cómo es posible que un jugador con un rango de tiro fiable no más allá de los 4 metros, consiga convertirse en un lanzador de triples de cierta solvencia?
Sería inimaginable, impensable, ilógico y absurdo, imaginar a un Hopkins lanzador de triples en la época de Pamesa Valencia. Sin embargo, eso ya no es igual en la actualidad. Poco a poco, se ha atrevido a alejarse del aro, convirtiéndose en una amenaza mayor desde el exterior. Aquí se puede ver esta evolución en la Liga ACB, y el hueco que queda, importante para ver la evolución, es el de su año LEB, que podéis ver aquí.
Además, desde inicios de este año, juega como español gracias a cumplir de forma tajante y sin trampas, los 10 años de residencia en nuestro país. Esto le va a ayudar a tener equipo ACB durante al menos, 3 o 4 años más, creo yo. ¿A quién no le gustaría tener un cupo de estas caracteríticas? A ver si vamos a tener una sorpresa con su vuelta a un grande el año que viene...
Grande Hop
PD: Imprescindible el artículo de Dani Barranquero en ACB.com a propósito de Hop
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