
Nunca vi a
Simas Jasaitis jugar a este altísimo nivel. Todos le recordábamos por su excelente muñeca, por su excelencia tiradora, preferentemente sobre las esquinas, y habíamos visto una versión mejorada cuando al rango del tiro de 3 se me sumaba el buen tiro tras bote en media distancia.
Lo que nunca le habíamos visto, al menos yo, es ser capaz de ser tan agresivo en defensa, atacar de una forma tan decisiva el rebote. Meter las manos, meter el cuerpo, tener carácter. Es como si estuviésemos vuendo la versión más madura de Simas Jasaitis, la de un alero capaz de actual al mayor nivel posible de sus capacidades.
Caprichos del destino, Jasaitis tuvo en sus manos el balón que hubiese metido a Lituania en semifinales. Un tiro lateral de 5 metros, algo que está aburrido de meter. La situación perfecta con el jugador perfecto para ejecutarla. Sin casi oposición, pues McCalebb, más bajo ni siquiera para puntear, se quedaba atrapado en el bloqueo.
Pero falló.
¿Cuestión de experiencia?No deja de tener su guasa, porque durante el partido todos vimos lo fácil que Macedonia sacó del partido a
Jonas Valanciunas con algo tan valioso como la experiencia. Sin embargo, ¿donde se metió la experiencia en Lituania en los últimos 2 minutos? Quién realiza una entrada a destiempo que luego corrige con un robo es
Rimantas Kaunenas, quien se resbala cayendo fuera en ataque es
Saras Jasikevicius, quién coge el rebote que parece decisivo en defensa pero da un mal pase es
Darius Songaila, y quien recibe ese mal pase es Saras Jasikevicius. Jasikevicius, Kaukenas y Songaila corren sin sentido dejando solo a Ilievski en el triple famoso. Quien falla en el último tiro es Simas Jasaitis.
La gran tragedia lituana es que fallaron cada uno de los jugadores expertos. Ha pasado ya un día y casi no me lo creo. Si hoy llegan a perder, la magnitud de la tragedia hubiese tomado tintes dramáticos.